miércoles, mayo 10, 2006

Tiene nombre raro, pero...

Aniago Gago ...pero hace un resumen de la cosa que pa qué. Lo pongo entero.
O sea, ERC dice no al Estatut. Pues si ERC dice no es que el galimatías para definir "nación" no les convence. Y si no convence a ERC, es que no. En definitiva: Cataluña no es una nación; es un deseo de nación preambúlica y descangallá. Si Carod-Rovira, Puigcercós y las bases dicen no, es que no. Y a esperar otros 25 años. El PP dice también no, pero es un no distinto. Es un no para siempre, no para esperar 25 años más. Y la plataforma de Boadella también por el no, porque quieren una Cataluña más universalista y abierta.

El PSC-PSOE, CiU e IC-IU están por el sí. Tres contra tres. En conclusión: un desastre impensado por la cabeza de Zapatero. Como el Imperio Español, este Estatut nace muerto. Vamos a ver: ¿van a poder decir los catalanes tras el referéndum aprobado por la mínima que Cataluña es una nación? Poder, podrán, y el que gana, gana. Pero la política no siempre es aritmética. El poco margen del sí siempre será un lastre. Tendremos coñazo para otros 25 años más. Y 50.

Cataluña en otros tiempos no tan lejanos

Jordi Pujol empezó a decir, ya desde la Caputxinada, que Cataluña era una nación. Después le dio por mostrarse encantando con el número de catalanes. Y decía Som six millons. Claro, en esos seis millones los había catalanes, xarnegos, españoles y… holandeses, estos últimos los que de verdad le han dado alegría y gloria a los catalanes en las últimas décadas (Cruyff y Rijkaard).

Josep Tarradellas, que vivió como consejero de la Generalitat de Cataluña la Guerra Civil, cuando volvió del exilio dijo: Ciudatans de Catalunya: ja soc aquí. Llamó a todos "ciudadanos", no catalanes. Era realista, tenía una larga experiencia y no quería reabrir heridas. Más tarde Jordi Pujol enterró ese espíritu y empezó a convertir Cataluña en un lugar obtuso y obcecado con lo peor del campanario. Banca Catalana, caso Prenafeta/casinos y mil historias más bajo el manto de lo que todo lo salva: Cataluña. (¿Dónde fue a parar el agujero de 300.000 millones de pesetas del caso Banca Catalana?)

Fue el tiempo en que escritores brillantes, como Gabriel García Márquez, y muchos artistas que vivían encantados en Cataluña, empezaron a emigrar. La Cataluña universal se empezó a empequeñecer, a uniformar. Els Joglars de Boadella eran los únicos que empezaron a denunciar el retroceso. Las subvenciones indiscriminadas a favor del catalán: al teatro, al Avui, a la TV3 y a mil "empresas" más han ido generando en Cataluña un mal cuerpo general y déficit bestiales públicos paralelos a muchos privados del 3%.

En la transición, y hasta el Tripartito, ERC no pasó de ser un partido anecdótico, con Heribert Barrera, Hortalá y Colom al frente. Pero llegó el "xarnego" Carod-Rovira, y como todos los que tienen que ser más papistas que el Papa, consiguió meter la cabeza de forma distinta, eficaz. Y todo -eso hay que reiterarlo - por culpa de una Ley Electoral que prima a las minorías, a los nacionalistas periféricos, en contra de la mayoría. Sólo faltaba un Pasqual Maragall, con cara de dos copas de más, pasándose por el forro el universalismo socialista a cambio del egoísta poder personal para acabar de formar el cóctel.

La situación tras Zapatero

Así las cosas, llega el vallisoletano-leonés Zapatero, con ganas de pagar el favor del voto socialista catalán en el congreso que le ganó a Bono por once o doce votos, y arma la de San Quintín. Más estatuario que Companys y Azaña juntos, les promete montes y morenas. Y se las da. Pero sin éxito, porque ERC no traga. Su "no" al Estatut le descuajaringa el talante al tiburón rojo. Con eso no contaba. Cataluña, pues, será una nación de preámbulo y a medias. Será pero no será.

Mientras tanto los emigrantes de toda raza, lugar y condición llenan las calles, plazas, hospitales y bares de Barcelona hablando en castellano, árabe, armenio, turco, ruso, búlgaro y rumano. La "inmersión catalana", al carajo. Y los ciudadanos esperando a ver si este Estatuto les va a permitir vivir mejor. Eso se verá, pero lo que está claro de momento es que tendrán menos libertad y estarán más "estatalizados", quiero decir ""estatutolizados".

De momento, muchas empresas ubicadas de Cataluña sufren la deslocalización y los ciudadanos de a pie ven cómo pierden nivel de vida. Pero mientras "guanye" el Barça, tranquil Jordi, tranquil. ¡Mira que si el Arsenal gana la Champions! No quiero ni pensarlo.
La verdad es que sí, un clamor. La guerra civil, entre cometas, el drama servido...en fin. Qué pena de la otrora locomotora de España.